martes, 29 de abril de 2014

Hubo un tiempo, ¿recuerdas?













Hubo un tiempo, ¿recuerdas?
Estábamos a ver quién duraba más sin dar la caricia.
Los besos llegaban al final igualmente,
pero no supe esconder lo suficiente mis manos
para rozar tu mejilla.
Y el amor se nos escapó
jugando a ser eterno en el firmamento.

Hubo un tiempo, sí, clareado de soles por la madrugada
hasta llegar a sus plateadas lunas
donde reíamos sin parar en la cama.
Dormíamos pecho contra pecho
sin más nada que nuestras almas enlazadas
que suspiraban ruidosamente enamoradas.

Hubo un tiempo, ¿recuerdas?
Viéndonos partir cada fin de semana
cuando terminaba.



Antonio Jiménez - 2014


domingo, 20 de abril de 2014

Un pensamiento que inunda mi mente















Siempre creí que vivía en un mundo de locos
donde mi locura sobrevivía dentro de mí,
buscando un amor que no encontraba,
encontrando palabras sin sentido
que oscurecían mi pensamiento en la noche.

Sin saber lo que hacía,
caminaba por calles que no conocía intentando encontrar
la felicidad.
Una búsqueda tonta y sin sentido,
¿pero qué se puede hacer en esta vida que tenga sentido?

Buscamos un amor, una vida,
unos sueños que seguramente nunca llegan,
una triste forma de pasar la vida
que a mí me apena, por decirlo así.
Sólo quiero vivir solo, hasta morir.
Hacer que mi alma vuele y ver que no cae en picado.

Como un perro dormir en la calle
sin preocuparme de mi futuro;
solo dormir hasta que llegue mi fin.

¿Por qué escribir mi triste pensamiento en un teclado
manchado de emociones que transmite mis dedos a las teclas?
¿Por qué una pregunta siempre tiene que tener una respuesta?

¿Por qué esta vida está llena de sufrimientos?
¿Por qué no llega el cataclismo de tu amor y me destruye?
¿Por qué vivir esta vida como perros vagabundos
que estrellan su cuerpo contra el maldito asfalto?

¿Por qué no se hace la luz, cuando quiero ver tus ojos en la oscuridad
mientras beso tu cuello y te susurro palabras de amor?
¿Por qué no encuentro el camino que hace tiempo descubrí en mi interior?
¿Por qué no encuentro al hombre que me conoce?
Tantas y tan repetidas preguntas que nunca sabré responder.

¿Por qué un para siempre se rompe cuando veo tu sonrisa?
Sonrisa amarga como la despedida de tu voz cuando cuelgas el teléfono.
¿De qué te vale decir que siempre estarás junto a mí
cuando sabes que no es así?

Conozco tu voz en la noche de invierno
cuando abrazas mi cuerpo desnudo bajo el agua de la ducha.
Elevo tu ego hasta las nubes,
donde entrego mi cuerpo a tus labios.
Muerdes mi silueta reflejada en la sombra de la noche
pero vuelo como viento a otro lugar
donde nunca más me encontrarás, y todo por dejarme marchar.

Porque nunca imaginabas que el amor no esperaría.
Igual que mi pensamiento vuela, mi amor también
a otros mundos donde a otras personas encontraré.


Antonio Jiménez - 2002

jueves, 17 de abril de 2014

Dolor




Leve, mi vida es leve.
Como escudos de batalla siento mi alma destruida;
tus brazos son como espadas, siempre enlazadas.
Golpeas como látigos, que siento una y otra vez en mi desmesurado caminar.
Te acercas a mí, lanzas fuego y mi escudo no me protege.

Como viento que cubre mi cuerpo, te mueves y me golpeas;
me tiras al suelo y me humillas;
pisas mi cara y gritas.

Tus caderas son portentosas y grotescas.
Siento tu mirada clavada en mis ojos,
siento cómo clavas tus espadas en mi pecho una y otra vez;
escudo desvalido, escudo roto.

Emociones que llegan a mi alma y se rompen
con el paso del huracán de tu amor por mi vida.

Siento mi alma como vuela de mi cuerpo;
se estrella contra el muro que impone tu vida
y cae al suelo desmesuradamente.

Eso fue lo que sentí
cuando me dejaste;
un alboroto en mi cuerpo
y sobre todo... en mi mente.



Antonio Jiménez - 2002